miércoles, 7 de marzo de 2007

APUNTES METODOLOGIA

Para elaborar un trabajo científico es conveniente or­denar la actividad conforme a las siguientes etapas:

l. Elección del tema.

2. Elaboración de un plan de trabajo.

3. Acopio del material.

4. Ordenamiento del material.

5. Redacción.

1. LA ELECCION DEL TEMA

a) En algunos casos, esta primera etapa es la más sen­cilla, porque el investigador o estudiante trae de antema­no ciertas inquietudes bastante definidas, de tal manera que no necesita andar buscando entre varias posibilidades cuál es la que más le acomoda, sino que su curiosidad intelectual inmediatamente le dicta el problema o tema en que quiere profundizar. Tal vez, al escuchar una con­ferencia, al leer un libro o al conversar con determinada persona, queda marcada en la mente del intelectual la tendencia u orientación general hacia una cuestión que le resulta lo suficientemente inquietante como para desear encauzar sus energías en favor de dicho asunto. Este tipo de elección es el más productivo, puesto que se trata de una motivación interna que verdaderamente moviliza al investigador hacia una búsqueda y un aprendizaje signi­ficativo, y no hay necesidad de ninguna coerción.

b) Generalmente sucede que el estudiante no tiene de­finido el tema o problema que le gustaría investigar. En tales casos, es conveniente el auxilio del maestro, quien puede sugerir una serie de temas y abrir así el horizonte

de sus posibilidades, para que sea el mismo estudiante

..

quIen escoja.

c) Por último, el caso más frecuente en ciertos niveles educacionales consiste en que el profesor fija un tema para que todos los estudiantes de su curso lo investiguen, y realicen un trabajo escrito en donde se atestigue la bús­queda realizada y el avance en conocimientos alrededor de dicho asunto.

En tal caso, no existe el problema de la elección, pues queda trasladado al problema de la motivación del estu­diante. A este respecto, convendría repasar lo dicho en el capítulo titulado "Motivación del trabajo intelectual". En pocas palabras: lo importante sería que los estudiantes captaran el valor del tema y la conveniencia de su estudio.

2. EL PLAN PROVISIONAL

También resulta adecuado formular desde el princi­pio un plan de trabajo, aunque sea provisional, a sabien­das de que va a ser modificado, repetidas veces, durante su misma realización.

En ese plan es conveniente concretar los siguientes datos:

1. Enfoque o aspecto concreto que se pretende estu­diar en relación con el tema escogido. Cualquier tema admite una multiplicidad, a veces muy grande, de aspec­tos estudiables. Un mismo tema podría ser estudiado desde el punto de vista psicológico, o desde el punto de vista filosófico, o, tal vez, histórico. Habría que determi­nar esto.

2. Bosquejo de los capítulos o subtemas que se quieren estudiar. Desde el principio, conviene tener una idea (a veces, puede ser muy confusa todavía) de las partes que puede contener el tema elegido.

3. En tercer lugar, habría que anotar en ese plan los datos bibliográficos que ya se tienen a la mano. Esa lista de libros por leer debe ser ampliada y modificada a lo largo de toda la investigación. Será el material que luego constará en la bibliografía del trabajo. Su utilidad al prin­cipio es obvia, pues indica al estudiante lo que ha reali­zado y lo que le falta por realizar. Parte esencial de su investigación es, justamente, proveerse de una buena in­formación acerca de los libros que le conviene consultar en vista de su tema elegido.

4. y por último, en el plan provisional es conveniente anotar los datos o ideas centrales que ya se tienen a la mano, con respecto al tema. La investigación en adelante consistirá en incrementar esos datos.

3. EL ACOPIO DE MATERIAL

La investigación propiamente dicha es el acopio de material, o búsqueda de elementos, ideas, tesis y comen­tarios que iluminan el tema escogido.

Dado que la memoria suele fallar cuando se trata de conservar un gran número de datos, lo más conveniente es anotarlos en forma apropiada.

En los trabajos sencillos (como el resumen de un libro, por ejemplo) bastaría la anotación de esos datos en un cuaderno o en una serie de apuntes, tal como se acos­tumbra ordinariamente.

Pero cuando se trata de recoger datos a partir de varios libros, y durante un período de tiempo no menor de una o dos semanas (a veces, hasta uno o dos años, como cuan­do se elabora una tesis doctoral), lo más adecuado es anotar los elementos aprovechables en fichas o papeletas de idéntico tamaño y de fácil manejo.

El correcto uso de estas fichas requiere las siguientes aclaraciones:

El principal motivo para la utilización de ellas es la facilidad de ordenarlas de acuerdo con el plan del trabajo por realizar.

En efecto, cuando se manejan varios libros para inves­tigar un tema, el orden de la lectura y de los apuntes no va a coincidir con el orden de las divisiones del trabajo. Por tanto, conviene hacer las anotaciones de tal manera que sea posible reordenar las ideas independientemente del orden cronológico en que fueron anotadas, pero acorde con el del tema investigado.

De aquí se sigue que cada papeleta debe contener una sola idea desarrollada brevemente. Si se anotan dos o más en una ficha, puede surgir el problema de que pertenezcan a divisiones diferentes del trabajo. En tal caso, la ordenación de las ideas pediría una duplicación de la ficha.

En cada papeleta se anota la idea que se ha encontrado, entre comillas, si son palabras copiadas al pie de la letra; o libremente, si son palabras que de modo diferente re­producen la idea captada. También es conveniente anotar los comentarios personales que van surgiendo a la hora de la lectura.

En la parte superior de la ficha es necesario anotar el tema y sub tema del trabajo en donde se encuadra la idea transcrita. Los datos exactos del origen de esa idea se anotan al pie de la papeleta (o bien, en el margen supe­rior derecho, como acostumbran otros autores).

Por último, el tamaño de las papeletas tendría que ser siempre el mismo. Se puede escoger entre varios tamaños generalizados que se venden en las papelerías. El menor de ellos es 7.5 por 12.5 centímetros, que se usa para las fichas bibliográficas. Hay tamaños mayores, como el que corresponde a la mitad de una hoja tamaño carta, pudien­do ser de cartulina o de papel, que se usan para las fichas de trabajo.

 



--
               "INDIVISA MANENT"
        Profr. Rafael Alonso Carlos